La sepsis, es una respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) de causa infecciosa. Cuando esta se acompaña de daño en al menos un órgano, se denomina sepsis grave. Si además se constata la presencia de shock, entonces hablamos de shock séptico, entendido este como la máxima expresión de gravedad de una infección. La sepsis es la patología más frecuente en las unidades de cuidados intensivos, pudiendo ser motivo de ingreso en dichas unidades, o bien surgir en el paciente crítico ingresado por otra patología como una complicación producida por una infección nosocomial (neumonía asociada a respirador, sepsis por catéter, etc). Se trata de un problema sanitario de primera magnitud con importantes implicaciones tanto sanitarias como económicas. Se considera que la incidencia de la sepsis está infraestimada y que la tendencia es a seguir incrementándose en los próximos años. Varias razones justifican este aumento de su prevalencia: envejecimiento, avances tecnológicos que posibilitan la prolongación de la vida en pacientes de riesgo (ancianos, neonatos, enfermos con comorbilidades importantes, etc), tratamientos más agresivos, más inmunodepresión e incremento de técnicas invasivas en todos los ámbitos.
En el momento actual, la sepsis presenta una elevada mortalidad que no se ha reducido a pesar de los diferentes avances terapéuticos en los campos de la antibiotioterapia, técnicas de monitorización hemodinámica, soporte de órganos, etc. Muchos factores influyen en el pronóstico de la sepsis: desde factores intrínsecos al propio paciente (comorbilidades, edad, polimorfismos genéticos) a factores ambientales (disponibilidad de recursos, o infraestructuras de las diferentes unidades de cuidados intensivos). Las recomendaciones propuestas por la campaña sobrevivir a la sepsis (Surviving Sepsis Campaign) han llevado a conseguir una modesta reducción en las cifras de mortalidad, desde 50% al 30-35%, según diferentes series, si bien estas cifras de mortalidad continúa siendo muy elevadas y difícilmente aceptables.
Inmunidad y sepsis
En el momento actual, la sepsis presenta una elevada mortalidad que no se ha reducido a pesar de los diferentes avances terapéuticos en los campos de la antibiotioterapia, técnicas de monitorización hemodinámica, soporte de órganos, etc. Muchos factores influyen en el pronóstico de la sepsis: desde factores intrínsecos al propio paciente (comorbilidades, edad, polimorfismos genéticos) a factores ambientales (disponibilidad de recursos, o infraestructuras de las diferentes unidades de cuidados intensivos). Las recomendaciones propuestas por la campaña sobrevivir a la sepsis (Surviving Sepsis Campaign) han llevado a conseguir una modesta reducción en las cifras de mortalidad, desde 50% al 30-35%, según diferentes series, si bien estas cifras de mortalidad continúa siendo muy elevadas y difícilmente aceptables.
Inmunidad y sepsis
UN NUEVO ENSAYO DEL SUERO ZMAPP EN MONOS TIENE UNA EFICACIA DEL 100%
El suero Zmapp que se dio experimentalmente a Miguel Pajares
y a los dos misioneros estadounidenses, entre otros, ha conseguido
curar a 18 macacos infectados por el virus del ébola en el último
experimento efectuado, que ha publicado Nature.
Se trata de una eficacia del 100%, ya que en el ensayo participaron 21
monos: 18 a los que se dio el Zmapp y tres que no lo recibieron. Estos
últimos fallecieron.
Por Rebeca Baz Juan
LA TERAPIA DEL CÁNCER DE PULMÓN BUSCA SUPRIMIR LA QUIMIOTERAPIA
Por Rebeca Baz Juan
LA TERAPIA DEL CÁNCER DE PULMÓN BUSCA SUPRIMIR LA QUIMIOTERAPIA
Objetivo: desterrar o reducir la quimioterapia. Los laboratorios
investigan nuevos fármacos para sustituir el clásico tratamiento
antineoplásico por otro que aumente la supervivencia libre de cáncer sin
las alteraciones tan importantes de la quimio, lo que añade calidad de vida a los pacientes. Por esa vía avanzan ya los tratamientos basados en la inmunoterapia
—fármacos que aprovechan las células del propio cuerpo para combatir
las células cancerosas—, la gran promesa en el abordaje de esta
enfermedad, o la terapia personalizada. Pero también algunos de los
llamados fármacos dirigidos, por ejemplo, indicados para el tratamiento
de ciertos cánceres de pulmón.
Los últimos estudios muestran que algunos empiezan a dar ya mejores
resultados que la quimioterapia como primera opción de tratamiento.
Por Rebeca Baz Juan
Por Rebeca Baz Juan
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