20200410

Murciélagos y pangolines: el coronavirus es una zoonosis, no un producto de laboratorio

Varios animales salvajes, entre ellos tres pangolines malayos, uno de ellos una hembra con su cría, en un mercado de Myanmar., Dan Bennett

En noviembre del pasado año, cuando la enfermedad COVID-19 todavía no había sido detectada en China, unos investigadores publicaron un artículo que parecía más un divertimento propio de científicos encerrados en su torre de marfil que una investigación que resultara de aplicación práctica.

Unos meses después, aquella investigación básica ha resultado clave para conocer el genoma del SARS-CoV-2 y, con ello, su origen. Esto resulta fundamental para la investigación aplicada en su carrera para encontrar algún fármaco o vacuna que nos defienda frente a la pandemia.

El artículo presentaba los resultados de una investigación sobre las infecciones por coronavirus que sufrían los pangolines malayos. Desde la primera frase, los autores anunciaban el motivo que había impulsado su investigación: «Los pangolines son animales en peligro de extinción que necesitan protección urgente. Identificar y catalogar los virus es un enfoque lógico para conocer sus patógenos potenciales y ayudar a su conservación».

Conservación. Nada que ver con la posible aplicación práctica a la virología patógena humana.

El pangolín malayo (Manis javanica) es una de las ocho especies existentes de pangolín. Cuatro de ellas son asiáticas y otras cuatro, africanas. Debido a la gran demanda de su carne como alimento y a sus escamas...

Manuel Peinado Lorca
The Conversation


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